sábado, 3 de diciembre de 2016

El abismo.



¿Sabes lo que es amanecer con la oscura sensación de no saber si estás vivo?
¿Sabes lo que es que los latidos de tu propio corazón no te dejen dormir?
¿Sabes lo que es despertarte en medio de la noche entre chillidos afónicos?
¿Sabes lo que es tener un monstruo carcomiéndote por dentro? Notar como se abre paso a través de tu pecho, desgarrándote y engulléndote lentamente?


¿Sabes lo que es sentir que tu cuerpo no te pertence? Sentir que no estás dentro de él, sentir que estás lejos, pero verte encadenado eternamente  a su lado?
¿Sabes lo que es sentir que estás dividido sin conocer qué es lo que te divide ni en qué?
¿Sabes lo que es luchar día a día contra tu propio "yo"?
¿Sabes lo que es no recordar quién eres, o quién has sido?



"Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en un monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti."

Hay gente que nace con un abismo en su interior. Al principio es pequeñito, como la personita. Nadie se da cuenta de que está ahí, como una mota de polvo, pero con el tiempo ese oscuro agujero se va haciendo más y más grande y la personita empieza a notar que hay algo que no funciona bien dentro de su interior. Tiene miedo del agujero, así que lo esconde bajo una sábana de colores y hace como si no existiera. Pero ella sabe que siempre está ahí y jamás la abandona. La observa de cerca, la vigila y la controla cuando nadie mira.


La gente de su alrededor también empieza a sospechar, piensan que está estropeada y que se podrá arreglar, así que la llevan al doctor de mentes. Pero el doctor de mentes no puede hacer nada, el agujero es demasiado profundo y ha llegado a su alma.
Ya no hay personita. Sólo hay dos ojos vacíos mirando a la nada, un cuerpo frío y una sábana de colores.



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