Estas líneas pretenden ser una despedida, un velo echado al pasado. Me cuesta partir, pero ambos debemos marchar.
Nuestra historia comenzó cuando unos cambiadores de caminos decidieron entrecruzar nuestros destinos. Pasamos casi 1100 días juntos; algunos fueron mejores y otros peores pero todos estuvieron llenos de magia.
Te presentaste en mi vida como un fauno, ilusionista y artífice sueños. Me abriste la puerta a un mundo desconocido, lleno de música, naturaleza, lluvia, piedra y musgo; pero lo más importante para mí, también encontraste la llave que abría mi mundo interior, esa llave que había enterrado hacía tantísimo tiempo en algún paraje recóndito de mi imaginación. Juntos creamos una historia con olor a incienso y hojas mojadas y elegimos al viento como director de orquesta. Juntos reímos y lloramos, nos amamos y nos destruímos... juntos vivimos y morimos.
Juntos descubrimos este mundo y otros que se esconden más allá de la realidad, juntos hemos cruzado el tiempo y el espacio; juntos hemos sido historia y nuestras aventuras resonarán por siempre en la eternidad.
No te voy a engañar, en mi alma aún hay rencor y dolor. Un dolor que escondí pero que no pude hacer desaparecer. Siento no poder perdonarte aún, porque te quiero. Ya no es un amor latente, es un amor apaciguado, perdido por lo que fue... pero amor al fin y al cabo.
Tengo la sensación de que nuestras almas ya se han enseñado todo lo que podían enseñarse en esta vida, tengo la sensación de que aquí se termina nuestro viaje; los cambiadores de caminos alejan nuestros destinos. Pero también estoy segura de que nuestras almas se volverán a encontrar como ya han hecho antes y entonces se sabrán apreciar más de lo que lo hicimos en esta vida.
Aristóteles decía que el amor está compuesto de una sola alma que habita en dos cuerpos, yo no lo creo así y tú tampoco, pero sí creo que siempre que amas a alguien queda algo de su alma en ti y algo de la tuya en ella. Mi alma siempre tendrá un poco de ti.
Buen viaje y recuerda, sólo queda lo bueno.
Mire Taurendilmë